FILOSOFIA LATINOAMERICANA

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lunes, 2 de enero de 2012

INDIA

INDIA



Por: Sandro Montenegro Montenegro



Resumen

La visión que Hegel aplica sobre la cultura y pensamiento hindúes, lo presento en este documento, el cual no pretende disociar una cultura tan maravillosa como la india, sino poner en evidencia la flaca visión que tiene Hegel, imponiendo una grilla de lectura totalmente errónea y mal intencionada de lo que es realmente el pensamiento indio.

Palabras claves: brahmán, código Manu, casta, veda, atman.



Abstract

Hegel's vision applied to the Hindu culture and thought, I put in this document, which seeks to separate culture not as wonderful as India, but to demonstrate the vision you have skinny Hegel, imposing a grid and totally erroneous reading malicious what is really thinking Indian.

Keywords: Brahman, Manu code, caste, Veda, atman.





Las diferencias de casta determinan el derecho de los indios. La vida de los brahmanes es particularmente sagrada, pero los brahmanes no son responsables de sus crímenes; no se pueden confiscar sus bienes. El único castigo que el príncipe puede infligirles se reduce a desterrarlos del país. Los ingleses quisieron establecer en la india un tribunal de jurados, compuesto por mitad europeos e indios; y explicaron a los indios cuales debían ser los poderes que se otorgan a los jurados. A esta propuesta hubo bastante objeción por parte de los indios.

Los brahmanes son intocables y aquel que osara poner mano en ellos o en sus bienes seria maldito por toda su vida. En el código Manú estipula que si alguien pretende enseñar a un brahmán su deber, el rey debe mandar que se le vierta aceite hirviendo en los oídos y en la boca; si le insultan o injurian se le debe meter un hierro ardiente por la boca de 10 pulgadas de largo. A un sudra, que se siente en la silla de un brahmán se le aplica un hierro caliente en las nalgas, y si tropieza a un brahmán con las manos o los pies, se le cortara el pie o la mano.

Los brahmanes no pagan impuestos, y pueden elegir mujeres de castas inferiores y despedirlas cuando quieran. La legislación civil de los indios está contenida en los códigos de Manú el cual ha sido traducidos por los ingleses, en este código las penas van subiendo a medida que la casta va bajando. Cuando un hombre de casta superior acusa a otro de casta inferior y la acusación resulta injusta, no sufre pena; en el caso contrario, es duro el castigo.

Las penas son en general sumamente crueles y duras; pero la vida y la propiedad de un brahmán nunca corren peligro. El brahmán puede cometer crímenes a su capricho. Las penas tienen por principio la ley abstracta del talión, de modo que cada cual es castigado en el miembro en que ha ofendido al otro. En el código de Manú se nombran las diez partes que pueden sufrir castigos: La lengua, las orejas, los ojos, las manos, los pies, la cabeza, el cuerpo, la nariz, los órganos genitales y la propiedad.

Pero la propiedad del brahmán nunca debe ser lesionada en ninguna de estas diez partes. La única pena que le puede realizar es el destierro, no de la India sino de su región, de su principado. También si un sudra conoce algo de los libros sagrados, que solo los brahmanes deben leer, es condenado a muerte. Según la ley de Manú, el brahmán no debe dar al sudra consejo alguno, ni siquiera en lo tocante a la expiación de los pecados. No debe enseñarle ninguna oración; todo contacto con un sudra impurifica al brahmán. Si un sudra lee algo de los Vedas, se le vierte aceite hirviendo en los oídos, y se le taponan estos con cera.

Los europeos tropiezan con muchas dificultades por causa de esta organización de las castas, el caso también de los soldados de la casta de los Sudras, no se pueden utilizar para las filas, y en el caso de los Chatriyas tienen que cumplir infinitas prescripciones: No pueden comer carne, ni tocar un cuerpo muerto, ni beber agua de un estanque del cual el ganado o los Europeos hayan bebido.

La casta de los guerreros no puede construir trincheras ni transportar Fardos, ni arrastrar cañones, cuando un Indio ya sea Brahmán o miembro de otra casta, hace algo contrario a la ley general o a la ley de su casta, queda excluido ipso facto de su casta; es un proscrito y esta privado de la protección de las leyes. Pero este desdichado puede ser reintegrado. Tratándose de pequeñas infracciones, el reingreso se obtiene dando dinero al brahmán y una comida a algunos miembros de su casta. En las faltas graves y cuando el brahmán es severo, las penas son, más duras. La forma principal de la expiación consiste en que el proscrito se atraviese con un garfio la espalda, los músculos del hombro o de la cadera; este garfio cuelga de un travesaño de madera que puede girar sobre un poste, el individuo queda colgado de este garfio; el travesaño se pone en movimiento y el cuerpo es volteado en el aire durante media hora, una hora o más tiempo.

Para los brahmanes la vaca es el símbolo universal, la manifestación corpórea del poder de la naturaleza; el buey es el símbolo particular, la manifestación corpórea de la fuerza genésica.

Es bastante marcado el machismo en los brahmanes. Las mujeres no heredan, no se hacen testamentos, si no hay herederos masculinos, la fortuna corresponde al raja. La poligamia se practica en la India, las mujeres viven en un estado de absoluta subordinación y menosprecio; ni siquiera pueden comer en presencia de su marido. Son compradas a sus padres por el novio; tal es la tradición, el precio de compra importa ordinariamente una vaca, pero, en general se hace un contrato. El padre lo resuelve todo y la muchacha no tiene elección. Es un deber de todo Indio casarse; es un deber de todo padre casar a su hija. Si un padre no ha podido encontrar marido a su hija, tres años después de haber entrado en nubilidad, la hija tiene derecho de elegir ella misma un marido. En varias regiones de la India y del Tíbet existe la poliandria; en la cual el sexo femenino resulta mucho, mas menospreciado todavía; por ejemplo, varios hermanos se procuran una mujer que les sirva de criada e instrumento para saciar sus apetitos.

Ya se ha indicado como en India se cuida, de que la hija se entregue a un brahmán. Los deberes conyugales quedan en suspenso por decirlo así, cuando los brahmanes apetecen mujeres. Todas las casas están abiertas para los fakires; todas las mujeres se encuentran a disposición de los fakires. Estos andan en grupos de diez a doce mil; van desnudos, proceden de todas las castas y son tenidos por santos.

Dentro de los usos y costumbres de la India se debe decir que los brahmanes son el dios presente; pero su espiritualidad no se ha reflejado dentro de sí, frente a la naturaleza existen un multitud de reglas que debe realizar el brahmán, un ingles indica de dos a trescientas en una sola mañana, un brahmán puede cometer fácilmente cincuenta faltas. Esto quiere decir que el brahmán ha de estar atento a muchísimas reglas desde que se despierta. No solo las oraciones le están prescritas, sino el modo de volverse en el lecho, el pie que debe sacar primero del lecho, la manera de limpiarse los dientes con determinadas hojas, de ir al rio, de tomar agua en la boca y escupirla tres veces, etc. El brahmán no debe estornudar ni toser, ni beber agua, los brahmanes han de observar en su exterior un número enorme de preceptos. Las leyes de Manú tratan de esto como parte esencial del derecho.

Las ocupaciones de los brahmanes consisten principalmente en leer los vedas. Solo los brahmanes deben leerlos. El brahmán no debe mirar ni la salida ni la puesta del sol, ni tampoco al sol cuando está cubierto de nubes, ni la imagen del sol cuando se refleja en el agua. Debe llevar el pelo y las uñas cortados en redondo. Debe tener todo el cuerpo limpio, el traje blanco y en la mano un bastón. Ha de tener en las orejas unos pendientes de oro, cuando el brahmán tropieza con un hombre de casta inferior, debe volver a purificarse.

No debe salir cuando llueve; no le es licito mirar a su mujer cuando come, estornuda, bosteza o esta cómodamente sentada. En la comida del medio día solo debe tener puesto un vestido; en el baño nunca debe quedar totalmente desnudo. Otro de los requisitos que los brahmanes han de observar es al hacer sus necesidades. No deben aliviarse de ellas en un camino real, ni sobre ceniza, ni en un campo labrado, ni en una montaña, ni en un nido de hormigas blancas, ni en madera destinada a la combustión ni sobre un sepulcro, ni en marcha, ni de pie, ni en la orilla de un rio.

Por lo que atañe al estado moral de los indios, hay que decir que el pueblo indio no puede tener moralidad alguna, hallándose en esta servidumbre de lo externo pero en la moralidad, la libertad de espíritu, la conciencia del propio derecho son cosas completamente distintas. La aniquilación de la existencia espiritual y física no tiene nada concreto en sí, y la sumersión en la universalidad abstracta no mantiene ninguna conexión con lo real. Los indios parecen, como ya hemos dicho, un pueblo inocente y florido, lleno de tiernos, blandos y dulces sentimientos.

Pero hay que oír a los testigos que han vivido entre ellos largo tiempo. Especialmente un informe que el gobernador general de las indias orientales emitió en 1803 y que ha sido impreso por el parlamento ingles en 1813 este informe contiene las respuestas de los jueces a las preguntas del gobierno sobre la conducta moral de los indios. Hay también datos de los misioneros que han vivido 20 años entre los indios todos coinciden en que no puede haber nada mas desprovisto de sentimientos morales que el pueblo indio.

Cuando llega la estación seca los indios no pisan las hormigas, pero pasan indiferentes ante los caminantes pobres. Hay un mes del año en el cual el indio debe dar agua a todo el que tenga sed; pero un día después nadie consigue un sorbo, por lo menos los brahmanes, en quien ninguna aflicción ajena despierta sentimiento alguno. Cuando los padres, las esposas o los parientes enferman, los visita un medico astrologo; pero si la enfermedad es peligrosa, lo pacientes son llevados junto al Ganges u otro rio, expuestos en un paraje desierto y abandonados en sus últimos momentos.

Los brahmanes son especialmente inmorales. No hacen más que comer y dormir, según cuentan los ingleses. Si sus ritos no los contienen se abandonan por completo a sus instintos, cuando intervienen en la vida pública se muestran codiciosos, mendaces, concupiscentes tratan con humildad a quienes temen y se vengan sobre sus inferiores.

Los niños son frecuentemente abandonados, se les mete en una cesta, que se cuelga de un árbol, al sol o arrojados al Ganges. Esta costumbre se halla descrita del modo más monstruoso en la parte uno del ramayana. Las viudas mueren en la hoguera sin que sus deudos manifiesten el menor sentimiento por ello.

Digamos, para concluir, que la moralidad de los indios se halla tan separada de su religión como Brahma es distinto de su contenido positivo. Para nosotros la religión es el conocimiento de la esencia y por tanto la sustancia de nuestro saber y querer que tiene la determinación de ser un reflejo de esta sustancia fundamental. Pero esto implica que esta esencia sea ella misma un sujeto con fines divinos, posibles contenidos de la actividad humana.

Mas este concepto de la esencia divina como sustancia universal de la actividad humana, esta moralidad, no puede hallarse entre los indios; porque estos no han tomado lo espiritual por contenido de su conciencia. Por una parte su virtud consiste en haber abstracción de toda actividad en ser Brahma; por otra parte, toda actividad es entre ellos rito externo, prescrito, no una libre actividad de interna autonomía. El estado moral de los indios se revela, pues, como el más abyecto.

Sobre los textos védicos podemos afirmar que están compuestos por plegarias religiosas y prescripciones que los hombres deben observar. Otro libro fundamental de los indios es el código Manú. Se ha identificado a este legislador indio con el cretense Minos, cuyo nombre se encuentra también entre los egipcios.

En la religión Hindú el espíritu llega a una esfera alta. Aquí todo cuanto actúa es reducido a la unidad sustancial, la cual es aprendida en la representación de lo uno que se escinde en muchas diferencias. Un espíritu, una razón, debe ser en todos los individuos lo sustancial, que se reparte entre todos ellos. En el indio la unidad no es consecuencia de la reflexión, sino que lo divino tiene por inmediato punto de partida la naturaleza, lo sensible. Por eso las cosas sensibles e inmediatas, el sol, la luna, las estrellas, un hombre, son adoradas como Dioses. Los hombres se conducen aquí con lo divino y con los otros hombres como con las cosas naturales; y así su vida resulta un constante servicio divino. La más profunda superstición se abre camino bajo una afirmación tan general como la que dice que “Dios está en todo”.

Lo que se entiende por Brahma es la energía que existe en todo el universo sin embargo se desarrolla la siguiente cuestión: ¿Cómo un pueblo tan vacio de sustancialidad espiritual puede llegar a un conocimiento de la suprema vida de lo verdaderamente sustancial? Los indios que representan lo uno como una sustancia inespiritual, como un ser, con materia, en donde lo espiritual y lo material existen simplemente, sin clara determinación. La base de la representación india consiste en este “uno y todo”. La forma de la objetividad se limita aquí a esta modalidad sustancial; el ser inmediato es el brahmán el ser objetivo es Brahma. Se puede encontrar entre los indios las más hermosas sentencias sobre lo abstracto; se puede admirar lo que manifiestan en su aspiración hacia lo superior. Pero el indio tiene por intelecto consciente esto que hemos indicado. El ser puramente pensante es la potencia absoluta; la naturaleza reconoce esta potencia y cae en difícil trance y confusión, destruyendo a sí mismo, cuando la abstracción se eleva a tanta altura en una cosa real esto implica lo mismo entre los hechiceros africanos, que se representan el espíritu como lo superior, frente a la naturaleza, y conciben lo divino como pensamiento puro. En todo esto hay por lo menos la verdad que consiste en considerar el pensamiento como lo supremo y en no admitir lo formula contraria, en lo cual creen muchos decir algo piadoso cuando afirman que el hombre conoce a Dios principalmente a través de la naturaleza y que los productos de la naturaleza pueden ponerse más altos que lo que produce el hombre. Pero estos productos son siempre algo espiritual y el espíritu es siempre superior a las cosas naturales.

El mundo es para los indios la efímera revelación y manifestación de lo Uno. las muchas formas bajo las cuales lo uno se manifiesta no guardan unidad entre sí. El hombre no es una de ellas; el hombre se encumbra sobre la contingencia y falta de libertad que hay en ellas, con lo cual las diferencias se tornan totalmente inestables, hasta convertirse en un completo desvarío.

Bibliografía: filosofía de la historia de Hegel. Editorial.Eudeka pp297-319

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