FILOSOFIA LATINOAMERICANA

Este es un blog para todos aquellos que se preocupan por el conocimiento producido por filosofos y literatos.

domingo, 18 de diciembre de 2011

MANIFIESTO INAUGURAL GRUPO LATINOAMERICANO
DE ESTUDIOS SUBALTERNOS[1]
Por: Julián Cárdenas Arias
PROPUESTA DE ANÁLISIS

Inicialmente, enunciaré de forma global las condiciones de producción de los discursos sobre lo subalterno y cómo estos se han complejizado de acuerdo a las exigencias políticas, históricas, sociales y culturales de acuerdo a las problemáticas propias de cada región. De esta manera, estableceré cómo el análisis de lo subalterno posibilitó la propuesta de conformar un grupo de estudios que problematizara esta temática en América Latina, señalando de manera general las influencias teóricas en la construcción de lo subalterno y además, reconocer brevemente los teóricos que participaron para la consolidación de este grupo. Seguidamente a esta revisión general, utilizaré como punto de referencia algunos señalamientos plasmados en el manifiesto inaugural como la propuesta de des-nacionalizar y des-territorializar el Estado-Nación, propuestas que buscan “mirar hacia atrás –reconsiderar aquellas formas prenacionales de territorializacion precolombina y colonial pero [que]… también se necesita mirar hacia adelante para pensar en nuevas formas emergentes de subdivisión territorial”[2], planteamientos que abrieron la posibilidad de construcción epistémica para otros grupos en Latinoamérica, propiamente para el grupo Modernidad/Colonialidad.

ANTECEDENTES

La reflexión sobre lo subalterno parte del análisis del mundo colonial y poscolonial por medio de la apropiación de categorías ubicadas en autores como Antonio Gramsci, Jacques Derrida y Michel Foucault, pero a su vez, contextualizado de acuerdo a las situaciones propias de cada región constituyendo nuevos enfoques y perspectivas sobre su abordaje. Es así que lo subalterno parte de la aproximación realizada por Gramsci, enunciada en las “Notas acerca de la Historia italiana”, sobre uno de los seis puntos que investigo en este texto, específicamente, la formación objetiva de los grupos sociales subalternos. Lo que buscaba Gramsci en palabras de Florencia  MalIon era examinar:

…por qué Italia no se convirtió en una poderosa nación-Estado en el siglo XIX, una cuestión vinculada a su vez con el surgimiento del fascismo en el siglo XX. La presencia constante en su análisis, respecto de la cual definió la "revolución pasiva" italiana que llevó a la formación del Estado sin una creación efectiva de la nación, es la Revolución Francesa de 1789, y el partido jacobino como el mediador político que encauzó la energía popular hacia una alianza con la burguesía. Italia, como "no Francia," no tiene una revolución burguesa activa, transformadora; así emerge como una nación débil, en la que los grupos sociales dominantes "tienen la función de 'dominación' sin la de 'liderazgo': dictadura sin hegemonía”[3]

De esta manera, para Gramcsi la presencia de los grupos subalternos influye en las formaciones sociales dominantes, condición necesaria para la “transformación tanto de las organizaciones políticas dominantes como de las subalternas”[4], por medio de la constitución de organizaciones autónomas desde lo subalterno con el propósito de luchar contra las formas políticas imperantes. Para Gramcsi, la unión de los campesinos y obreros, con los intelectuales orgánicos formaría una alianza para conseguir la revolución social.

En esta perspectiva se menciona a Gramcsi porque ofreció algunas condiciones epistémicas para  que Ranajit Guha contextualizara en la India lo subalterno entendido “a grandes rasgos, como cualquiera que esté subordinado  "en términos de clase, casta, edad, género y oficio o de cualquier otro modo."[5] Guha establece que las dimensiones políticas, históricas, culturales, sociales o económicas de lo subalterno se convierten en el propósito principal del Grupo de Estudios Subalternos para reivindicar los aportes de este sector social en la historia de la India; así,  se remonta directamente a la genealogía gramcsiana para redefinir y repensar lo subalterno en la India. Para ello, Guha asume el papel activo del campesinado en la redefinición del concepto de lo subalterno, dándole un giro hacia a la India, ya que a diferencia de Italia la clase obrera en la India era escasa y:

estaba aún más aislada de un campesinado más numeroso, y las cuestiones de la justicia social estaban entrelazadas en forma inextricable con problemas de autodeterminación nacional. Ya que  las élites nacionalistas se habían beneficiado a menudo con las medidas sociales reproducidas bajo el colonialismo, los movimientos y las visiones políticas subalternas tenían que alcanzar una presencia aún mayor y más militante dentro de las coaliciones nacionalistas si la nación habría de hacer valer alguna vez sus derechos. Dadas las dimensiones menores del proletariado, los campesinos y las comunidades rurales tenían que tomar el mando para forjar una nación-estado india[6].

Este planteamiento lo asume el grupo de estudios subalternos en la India para consolidar nuevas perspectivas desde lo subalterno y así “construirse con lo que ya existía. Los activistas e intelectuales interesados en construir una alternativa necesitaban  saber,  a través de la investigación, con qué tradiciones contaban. No podían deducirlas simplemente mediante la aplicación de categorías marxistas”[7]. Por ello, se debía plantear una historiografía y metodología que partiera de las creencias, prácticas y acciones subalternas por medio del uso de “nuevos documentos, pero especialmente de nuevos métodos para interpretar los documentos antiguos. Esta tarea laboriosa y metodológicamente compleja llevó a muchos miembros del grupo más y más hacia la semiótica, la crítica literaria y muchas formas de análisis de textos”.[8]

Esta postura estuvo sujeta a varias críticas como las de David Hardiman, colaborador del grupo, en el sentido en que la propuesta estaba en una encrucijada, ya que se establecían dos líneas distintas de trabajo: la primera direccionada hacia un análisis profundo en los análisis de textos para acercase a la relatividad de todo conocimiento y la otra hacía la configuración de la acción política subalterna para ofrecer condiciones de lucha por una sociedad socialista, concluyendo Hardiman que estas dos posturas se resolverían difícilmente (Mallon).

Esta cuestión suscitó a otros teóricos a señalar que la escuela de Estudios Subalternos se estaba colocando a sí misma en una posición subalterna, tal como lo mencionó Gayatri Spivak quien a su vez, sugiere "continuar explorando el potencial políticamente positivo, liberador, de las historias subalternas, al introducir la semiótica y las técnicas posmodernas con propósitos emancipadores, que nunca pueden satisfacer del todo, y al persistir en estos intentos aparentemente imposibles de lograr una combinación”[9] entre los dos elementos planteados para definir un rumbo más amplio sobre lo subalterno en la India.

La postura de Spivak de utilizar herramientas teóricas desde la semiótica y la posmodernidad enfocadas en propósitos emancipadores, a mi parecer podría ubicarse directamente con la apuesta metodológica del Grupo de Estudios Subalternos Latinoamericanos. Claro está, no de la misma manera, sino utilizando estas técnicas metodológicas de forma contextual aplicadas a las realidades latinoamericanas. Este panorama general permite establecer algunas condiciones de producción discursiva sobre lo subalterno para centrarme en la forma en que el grupo de estudios latinoamericanos le dio otro enfoque ya propiamente desde las prácticas en América Latina. En este sentido, no se busca establecer la recepción extranjera de lo subalterno en Latinoamérica sino por el contrario, de acuerdo con Florencia Mallon, de lo que se trata es señalar cómo el “Grupo de Estudios Subalternos ha suministrado a los estudiosos con preocupaciones similares, especialmente en otras partes del "Tercer Mundo," un modelo importante para debatir”[10]. De igual manera en el manifiesto inaugural sobre la conformación del grupo en Latinoamérica, este parte de la relación directa con la organización interdisciplinaria de intelectuales sudasiáticos dirigida por Ranajit Guha, señalando claramente que el abordaje de lo subalterno ya se había trabajado desde los años sesenta en América Latina -el otro grupo no obtuvo viabilidad sino hasta los años ochenta-. Este punto podría dar paso a muchas discusiones para establecer quién habló primero sobre lo subalterno en el “tercer mundo”, pero lo importante aquí es señalar las condiciones de posibilidad discursiva sobre lo subalterno apreciando sus diferentes matices.  

En este sentido, Florencia MalIon ubica las personas, fuentes y coyunturas regionales que desde la década de los ochenta incitaron a académicos a proponer la conformación del Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos sobre algunos de los tópicos, conducidos en parte por el horizonte de análisis de la Escuela de Estudios Subalternos en la India. De esta manera, Florencia MalIon identifica algunos antecedentes en autores latinoamericanos, como los aportes de Alberto Flores Galindo en el estudio sobre el desafío de Sendero Luminoso en el Perú; en México, los estudiantes de política étnica y las comunidades indígenas; y en Argentina, Daniel James sobre el peronismo desde abajo y a partir de los gremios (MalIon), quienes según la autora “buscaron nuevas maneras de explicar la naturaleza estratificada y contradictoria de la política, culturas y luchas  subalternas. No  importa si  habían descubierto o no la tendencia posmoderna, un   enfrentamiento   con  su   obra   y   sus contradicciones debe ser una parte crucial en nuestro intento de hacer avanzar la historia latinoamericana de manera autorreflexiva”[11].

GRUPO LATINOAMERICANO DE ESTUDIOS SUBALTERNOS

Los anteriores enfoques antecedieron la declaración formal del Grupo de Estudios Subalternos Latinoamericanos evidenciada en la revista Boundary 2 (vol. 20, número 3) en 1995, compuesto por “quince miembros—un historiador, dos antropólogos y el resto críticos literarios—… con tono de aprobación posmoderna”[12]. El giro epistémico sobre lo subalterno en Latinoamérica se centra enfáticamente en cuestionar el concepto sobre nación implantado por las elites de estos países, invisibilizando a los sujetos subalternos en la historia y los discursos oficiales en América latina.

En este sentido, Santiago Castro-Gómez señala que la apropiación de estos discursos en algunos de los círculos latinoamericanistas en Estados Unidos, formalmente encontraron resonancia a comienzos de los años noventa. Los integrantes del Grupo Latinoamericano:

eran intelectuales exiliados que escapaban de las dictaduras militares, otros eran académicos anglosajones que tuvieron la oportunidad de enseñar o vivir en Latinoamérica, otros eran hispanos, hijos de emigrantes latinoamericanos nacidos en los Estados Unidos. Todos ellos compartían la experiencia de haber aprendido a vivir entre dos mundos, de hablar en dos idiomas, de tener que desplazarse al interior de dos códigos sociales diferentes. La mayoría de ellos trabajaban en departamentos de literatura, pero también había politólogos, historiadores y semiólogos. José Rabasa, Ileana Rodríguez, John Beverley, Robert Carr, María Milagros López, Michael Clark, Javier Sanjinés, Patricia Seed, Norma Alarcón y Walter Mignolo: un grupo amplio y heterogéneo de autores que comienzan a reunirse en 1992 en la George Mason University, pero que se presentan oficialmente como grupo apenas en 1994, con motivo de la conferencia organizada por la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA) en Atlanta, Georgia.

Ya rastreadas de manera general  las influencias teóricas en la construcción de lo subalterno y la mención de l@s autor@s que hicieron parte de este grupo, brevemente nombraré los aspectos globales del manifiesto con el propósito de centrarme en el último punto de este análisis.

El contexto general en América Latina motivó la imperiosa necesidad de proponer alternativas desde lo académico con la finalidad de construir un mundo democrático y por esta razón, el Manifiesto Inaugural del Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos propone unos conceptos básicos y algunas estrategias para abordar lo subalterno en esta parte del mundo. En esta perspectiva, se busca deconstruir los paradigmas de la nación y la independencia, des-nacionalizar y des-territorializar el estado-nación, a partir de “un trabajo arqueológico en los intersticios abiertos por las formas de dominación (ley y orden, poder militar o policial) e integración (aprendizaje y escolaridad)”[13] y así, ubicar al sujeto subalterno  “en la ruptura con [los] modelos tradicionales de movilización vertical y de control social que cuestiona las formas hegemónicas de representación”[14].

El manifiesto parte de reconocer la realidad latinoamericana en términos de los nuevos ordenamientos económicos (sistemas transnacionales); políticos (desmantelamiento de los regímenes autoritarios en Latinoamérica, el final del comunismo y el consecuente desplazamiento de los proyectos revolucionarios); sociales y culturales (nuevas dinámicas creadas por el efecto de los medios masivos) con la finalidad de formular y consolidar  un grupo académico que analice y profundice las problemáticas de Latinoamérica, por medio de estrategias de investigación, que partan desde la presencia y realidad de los sujetos subalternos en la historia latinoamericana, y así,  revisar epistemológicamente las ciencias sociales y las humanidades, reconceptualizar el pluralismo, etc, con el propósito de pensar nuevas formas de las condiciones de subalternidad en América Latina.

Para ello, el manifiesto inicialmente señala cómo el Grupo de Estudios Subalternos -una organización interdisciplinaria de intelectuales sudasiáticos dirigida por Ranajit Guha- cuestionó los discursos de las ciencias sociales y de las humanidades a partir de la interpretación de las élites, creando historiografías que dejan por fuera al sujeto subalterno. La propuesta de este grupo señaló el papel activo de lo subalterno y su constante sospecha a los paradigmas epistemológicos en el desdibujamiento de este.
Es así que los estudios latinoamericanos se relacionan directamente con lo anterior, partiendo como se mencionó anteriormente que esta propuesta ya se había trabajado desde los años sesenta en América Latina, evidenciando tres etapas en la conceptualización de lo subalterno:

La primera etapa estuvo marcada por la crítica a las independencias de los países latinoamericanos en el siglo XIX;  la revolución mexicana; la revolución cubana; desde la cultura: documentales, cine popular y teatros alternativos en países como Argentina, Cuba, Bolivia, Estados Unidos y Colombia. En la segunda etapa,  se enuncia La "Nueva Izquierda" en los Estados Unidos, la matanza de 1968 en Tlatelolco y el movimiento antibélico; prácticas culturales como el movimiento de la nueva trova en la música latinoamericana, el reggae y el rock como formas musicales de contracultura; movimientos populares como la Unidad Popular en Chile; en la producción cultural los novelistas del Boom; la introducción en Latinoamérica del postestructuralismo francés, el marxismo gramsciano y la Escuela de Frankfurt y la recepción latinoamericana de la obra de Bakhtin, Voloshinov, Lotman y la Escuela de Tartu. Por último, la tercera etapa estuvo marcada por la revolución nicaragüense y la importante difusión teórica y práctica de la teología de la liberación; el rápido desarrollo y expansión de los medios de información llevando a la telenovela como forma cultural dominante en América Latina; la crítica que desarrollaron  la deconstrucción, el feminismo y los estudios negros y chicanos en los Estados Unidos y la emergencia de los estudios culturales anglo americanos.

Para Castro-Gómez la pregunta principal que guía a este grupo se establece de la siguiente manera:

La muerte de los «grandes relatos» emancipatorios de la modernidad y una vez consolidado el fracaso histórico del socialismo, ¿qué papel le queda por cumplir al intelectual en un contexto dominado por la globalización de la cultura? Y sobre todo: ¿cuál es la responsabilidad de un intelectual que se ocupa de América Latina en y desde el aparato académico de un país imperialista como los Estados Unidos?[15]

Así, el Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos busca deconstruir las representaciones esencialistas del “otro”,  para este caso, de los sujetos marginalizados en América Latina (Castro-Gómez), quienes, a partir de las apreciaciones excluyentes de las narrativas de los intelectuales de las élites que buscaban desaprobar a los sujetos subalternos, enunciaron a su vez sus propias representaciones y propuestas alternativas de liberación. De esta manera las prácticas de los sujetos subalternos operan en otras lógicas fuera del alcance de la racionalidad de la ciencia occidental.

NUEVOS ENFOQUES

Es así que estos preceptos sirvieron para re-pensar referentes teóricos en las universidades norteamericanas, generando a su vez, distintas posiciones al interior del grupo, como la de Walter Mignolo, quien reflexionó  sobre la postura del Grupo Latinoamericano estableciendo que a pesar de tratar de diferenciarse del Grupo indio, se siguió manteniendo un lugar de enunciación muy similar. Por esta razón, lo que se debe buscar son las sensibilidades locales que posibiliten las teorías poscoloniales en Latinoamérica, sin recurrir a otros modelos que comparten problemáticas muy similares, pero sin poseer las mismas particularidades.

Las teorías poscoloniales para Mignolo buscan deconstruir la universalidad de los paradigmas establecidos por la modernidad, articulada al orden epistémico de las humanidades y de las ciencias sociales donde a partir de la segunda guerra mundial y la correspondiente fragmentación del planeta que generó este acontecimiento dando origen a la conformación de “tres mundos”, se ubica la segunda mitad del siglo XX a los países del “tercer mundo” simplemente como receptores de los saberes científicos (Castro-Gómez).

Así, siguiendo las condiciones históricas que convergieron durante la guerra fría, este fue el escenario propicio para que las teorías posmodernas encontraran “su locus de enunciación en sujetos del «Primer Mundo» marginalizados por la dinámica capitalista de la modernidad”[16], que a diferencia de las teorías poscoloniales, estas apropiaron, a través de intelectuales provenientes de las neocolonias europeas o en regiones subalternizadas, posiciones teóricas  y afectivas con sus lugares de origen. En este sentido, para Mignolo los alcances de estos intelectuales visibilizaron otros locus de enunciación distintos a la razón moderna, posibilitando  modificar las epistemes del “primer mundo” por otras que dieran cuenta de las realidades locales de América Latina. 

La posición de Mignolo buscó establecer si la perspectiva del Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos pertenecía a una lógica posmoderna o poscolonial, estableciendo que el giro de este último ya tenía una práctica discursiva desde 1917, pensando en teóricos como José Carlos Mariátegui, Leopoldo Zea, Rodolfo Kusch, Enrique Dussel, Raúl Prebisch, Darcy Ribeiro y Roberto Fernández Retamar, “quienes, en su opinión, habrían conseguido deslegitimar epistemológicamente el discurso hegemónico y colonialista de la modernidad”[17], definiéndolos Mignolo dentro de esta categoría, porque modifican las condiciones de enunciación sobre, de y desde América Latina, y así, deslegitimar el proyecto colonial de la modernidad. Al igual que la postura de John Beverley y la de Mignolo, se convierten en apuestas teóricas en las universidades de Norteamérica, cambiando la imagen de América Latina, no en la búsqueda de un discurso de identidad, sino por el contrario, buscando “combatir a  nombre propio la colonización del mundo de la vida que se produce en aquellas localidades globales donde viven y laboran: en el aparato académico los Estados Unidos”[18].  

En este sentido, el Grupo Subalterno de Estudios Latinoamericanos se localiza propiamente en América Latina a partir  de la línea de Walter Mignolo definiéndose el grupo “Modernidad/colonialidad”, junto a teóricos como Enrique Dussel, Fernando Coronil, Freya Schiwy, Santiago Castro, Catherine Walsh, Anibal Quijano, Edgardo Lander, Ramon Grosfoguel, Javier Sanjinés y Nelson Maldonado. La conformación de este último grupo es ampliamente expuesta por Santiago Castro-Gómez en el libro titulado la Poscolonialidad explicada a los niños.

BIBLIOGRAFÍA

CASTRO-GÓMEZ, Santiago. La poscolonialidad explicada a los niños. Editorial Universidad del Cauca, Instituto pensar Universidad Javeriana. Popayán, 2005.
-----------------------------------------. Geografías poscoloniales y translocalizaciones narrativas de “lo latinoamericano. La crítica al colonialismo en tiempos de la globalización.  En: FOLLARI, Roberto y LANZ Rigoberto (comp.): Enfoques sobre Posmodernidad en América Latina. Editorial Sentido, Caracas, 1998.
MALLON, Florencia. Promesa y dilema de los Estudios Subalternos: Perspectivas a partir de la historia latinoamericana. En: Rodríguez, Ileana. (Editora) Convergencia de Tiempos. Estudios subalternos / contextos latinoamericanos. Estado, cultura, subalternidad. Ámsterdam /Atlanta, GA, 2001.
Fuentes Digitales
www.ensayistas.org/critica/teoria/castro/manifiesto.htm



[1]RevistaBoundary2(vol.20,número3)1995.En:www.ensayistas.org/critica/teoria/castro/manifiesto.htm
[3] MALLON, Florencia. Promesa y dilema de los Estudios Subalternos: Perspectivas a partir de la historia latinoamericana. En: Rodríguez, Ileana. 2001. Convergencia de Tiempos. Estudios subalternos / contextos latinoamericanos. Estado, cultura, subalternidad. Ámsterdam. Pág.123
[4] IBID, Pág.122
[5] IBID, Pág.121
[6] IBID, Pág.123
[7] Pág.126
[8] Pág.127
[9] Pág.128-129
[10] Pág.129
[11] Pág.130
[12] Pág.120
[13] www.ensayistas.org/critica/teoria/castro/manifiesto.htm
[14] www.ensayistas.org/critica/teoria/castro/manifiesto.htm
[15] CASTRO-GÓMEZ, Santiago. Geografías poscoloniales y translocalizaciones narrativas de “lo latinoamericano. La crítica al colonialismo en tiempos de la globalización.  En: FOLLARI, Roberto y LANZ Rigoberto (Comp.): Enfoques sobre Posmodernidad en América Latina. Editorial Sentido, Caracas, 1998. Pág. 155-182.
[16] Pág.170.
[17] Pág.171
[18]  Pág.172

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