FILOSOFIA LATINOAMERICANA

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jueves, 15 de diciembre de 2011

El deber del ciudadano en la actualidad. Aproximaciones a la

Construcción de justicia transicional.
por: NELSON SERRANO
Para iniciar nuestro trabajo debemos comenzar por aclarar cuál va a ser la metodología, en primer momento analizaremos desde la hermenéutica el texto de Carlos Vaz Ferreira Moral para intelectuales. Segundo, analizaremos los aportes que nos puede dar Vaz Ferreira en cuanto a la aplicación de la moral en términos de justicia y por último realizar una propuesta en relación con la justicia.



La obra de Vaz Ferreira Moral para intelectuales, es un curso que se realizo en 1908 en la universidad de Montevideo en donde plantea una serie de cuestionamientos acerca si se debe o no enseñar la moral. Vaz Ferreira intenta dilucidar el problema de la moral en su época y a sí presenta a consideración esos problemas especiales que crea la vida intelectual; discutir la enseñanza de la moral: si se puede o no crear sentimientos morales y si se pueden cumplir o no los deberes morales.



Su texto recoge una serie de planteamientos a lo largo de su época y es así que nos basaremos en algunos de los capítulos que logran fundamentar el deber moral en relación a la justicia y como a partir del método hermenéutico se analiza esa relación. Para comenzar Vaz Ferreira nos plantea cuales son los deberes de los ciudadanos y los ubica en dos funciones: 1) ocuparse de la política y 2) no ocuparse exclusivamente de la política . Los ciudadanos que pertenecen a un Estado están en la obligación de ocuparse de la política y es así que planteamos la siguiente pregunta ¿Cómo hacer para que el ciudadano se interese por la construcción de políticas justas y que censure a los que actúan mal dentro de la política? Y ¿se sacrifica la moral en pro de un bien público (en este caso, a la justicia)? Es así que al intentar resolver una cuestión tan compleja como esta y trasladarlo a la justicia y llevarlo a un contexto como el colombiano.

Si el ciudadano se relega a dejarle sus funciones a otros sujetos para que decidan por él se puede considerar que está retrocediendo o por el contrario que está abandonando sus responsabilidades con el Estado. El ciudadano no puede pretender siempre delegarles sus decisiones a otros quienes en su momento dictaminaran lo que es o no es la justicia, el bien o el mal, el moral etc.



El ciudadano al cual no le interesa la vida pública, en el sentido de participación en ella, le permite a los otros tomar decisiones que son cruciales para la construcción de un Estado el cual no puede delegar sus funciones a unos pocos, si no que la idea es que el propio ciudadano (el del común) y todos aquellos que forman el Estado estén en la capacidad para fundamentar esos conceptos. es extraño que después de varios siglos de la Independencia de América y sus diferentes países cuando se dio la libertad y los gobiernos se conviertan en democracias ahora sea el ciudadano quien delegue funciones a unos pocos y después se quejen de que no exista consenso para la construcción de país. Existe en esta actitud del ciudadano una inutilidad (Ferreira, 307) y se le reprocha la actitud ante la política pero cabria preguntarnos y preguntarle a la audiencia y al público en general ¿Por qué el ciudadano no se interesa en la política y les confía importantes decisiones a otros?



Un bien mayor merece que los demás se corrompan para así lograr un beneficio. Una posible respuesta que yo encuentro es que los ciudadanos no encuentran en el trabajo publico una gratificación, si no por el contrario como lo señala Vaz Ferreira “que nuestra vida material no dependa de la política. Cualquier cosa, un empleo inferior idiotizante, un trabajo manual cualquiera, de los más penosos, vale más que una situación semejante” (264) para muchas personas este deber que se tiene con el Estado y la sociedad es preferible no realizarlo y es mejor realizar cualquier otra actividad que no conlleve este malestar. Cabria entender la motivación o el desprecio que se tiene por la vida política o publica a la cual en su momento apoya o no pero que después critica.



Un ciudadano al observar a un político actuar, ha visto a lo largo de los años como se ha corrompido la idea del servidor público “los servidores públicos están al servicio del Estado y de la comunidad; ejercerán sus funciones en la forma prevista por la Constitución, la ley y el reglamento” y como este ha vendido su decencia en pro de un bien público, para nuestro fin es necesario definir desde el derecho que es un bien público “Los bienes públicos son de acceso universal, propiedad que puede tomar dos formas. Primero, no suscitan rivalidades, es decir, el hecho de que una persona o empresa utilice un bien público no impide su uso, en parte o total, al mismo tiempo por otros. Segundo, son de uso no competitivo, es decir, es imposible, sin imputar costos prohibitivos, impedir su uso por parte de los individuos. Ejemplos claros de bienes públicos serían: las ondas de radio y la defensa nacional” .



El servidor público al estar en servicio del Estado y de la comunidad no podrá incumplir con estas responsabilidades que el pueblo quien lo escogió o por merito propio se le delegaron y que no puede abandonar. Si aquellos en los que confiamos y elegimos para que nos representen sacrifican sus ideales y su moral a favor de un bien que pueda beneficiar a todo un pueblo serán respetados y queridos los otros por el contrario serán despreciados.



Aquí tendríamos que hacer una acotación ya que sólo nos referimos a la situación del ciudadano pero no hemos mirado la situación o intención del servidor público y/o político ya que él en cierto sentido está tomando la vocería de aquellos que han olvidado su deber con la sociedad. Desde el punto de vista del servidor público el está actuando de acuerdo a los intereses de aquellos que lo eligieron o por sus propios intereses, si al ser elegido encuentra que para conseguir algunas de las cosas que prometió debe sacrificar su moral y su integridad para conseguir un bien mayor él lo hará y si este bien es la justicia y logra la equidad para todos es un servidor público que realmente a cumplido con su deber.



Los hombres han sacrificado mucho a lo largo de la historia para la construcción de los diferentes conceptos como verdad, justicia, democracia etc. Primero, definiré lo que se ha entendido por justicia desde la academia, por ejemplo; desde Aristóteles en su ética a Nicomacó el entiende que la justicia es “todo el mundo está de acuerdo en llamar justicia a esta cualidad moral que obliga a los hombres a practicar cosas justas, y que es causa de que se hagan y de que se quieran hacer. La misma observación puede hacerse respecto a la injusticia; es la cualidad contraria, que es causa de que se hagan y se quieran hacer cosas injustas” o “lo justo será lo que es conforme a la ley y a la igualdad, y lo injusto será lo ilegal y lo desigual.” La justicia en los diferentes ámbitos de la vida colombiana y global han llevado a los ciudadanos a redefinir y distinguir lo que para ellos es la justicia y como esta se aplica a los diferentes contextos. La jurisprudencia colombiana ha definido la justicia, en nuestro caso la justicia transicional como la que “abarca toda la variedad de procesos y mecanismos asociados con los intentos de una sociedad por resolver los problemas derivados de un pasado de abusos a gran escala, a fin de que los responsables rindan cuentas de sus actos, servir a la justicia y lograr la reconciliación»



El sacrificio que realizan los servidores públicos puede considerarse una ilusión que lleva a que el ciudadano confié en ellos y los respete porque se cree que están cumpliendo con la representación de un pueblo pero si lo que predican no se aplica y ese sacrificio que profesan simplemente fue una ilusión que llevo a los ciudadanos a no volver a confiar en sus representantes ya que pierden la ilusión sobre lo que es la construcción de un país y la reivindicación de los conceptos de justicia y reparación de los distintos actores dentro del conflicto.



Ahora, los estándares morales que sirven de guía para los diferentes individuos que conforman un Estado. Para algunas culturas al hablar de los estándares y en nuestro caso al referirnos a la justicia, suscita una serie de interrogantes e interpretaciones de los diferentes conceptos. En el caso de la justicia y la justicia transicional se han presentado diferentes concepciones, soluciones y estándares en los países, es así que en países que han pasado por una transición de la guerra a la paz o de regímenes autoritarios a democracias todos tienen cosas en común pero la solución y la transición no lo son. En culturas con pensamiento machista es permitido maltratar a la mujer y aplaudido por toda la comunidad, es el caso de la tribu Yanomamo de Venezuela, o por el contrario, los Mbuti del Congo, en donde la reivindicación de la mujer y de la justicia involucra a toda la comunidad.



Los estándares que una sociedad impone o incluye para hablar de justicia los ha tomado en mayor parte de los textos religiosos de los cuales ha fundamentado las constituciones de los diferentes países. Si fundamentamos la justicia en la “ley del taleón” en donde el ciudadano decida cobrar por propia mano la justicia donde quedaría como tal ese consenso para la construcción de la misma.



Para ir cerrando como tal se plantean unas posibles soluciones en las cuales se intenta responder a las diferentes inquietudes y al tiempo generar otras. Se puede o no sacrificar la moral por el bien de todos, esta inquietud o aseveración ha marcado en gran medida el camino del servidor público ya que este es el abanderado de los ciudadanos porque están representando a un colectivo el cual los elije. Ese sacrificio tal y como lo decíamos en líneas anteriores puede ser visto por otros como objeto de admiración o por el contrario de desprecio ya que al fin y al cabo el ciudadano como lo plantea Vaz Ferreira “creerse indispensables al interés público” (Vaz Ferreira, 310)



El hombre del común, el ciudadano, se debe interesar en la construcción de los diferentes conceptos de justicia y verdad para que salga de los ámbitos educativos (especifico) y se convierta en algo global (universal). Cada uno de los actores que conforman un país deben ser participes en la construcción en primer lugar de ciudadanos y servidores públicos que actúen rectamente y bajo estándares morales claros para que cada uno de ellos entienda la importancia que tiene en la valoración edificación del concepto de justicia. La justicia la construimos todos, no dejando que otros decidan por nosotros lo que es o no pero si al observar que un servidor público falla y que busca su interés personal decidimos relegar a un segundo plano la política estamos simplemente dejando de lado lo que realmente nos interesa para la cimentación de este y otros conceptos.



Todos debemos participar de la política pero en la construcción de política en donde todos los actores que participan en un Estado estén de acuerdo para la formulación de políticas justas. Nosotros como ciudadanos tenemos un deber moral y ético “nos referimos con él a los mandatos y obligaciones

mediante los cuales modificamos nuestra conducta y, en general, al

conjunto de exigencias que conforman nuestra praxis cotidiana” cada uno de nosotros estamos cumpliendo un deber con nuestra sociedad para hacerla más justa y clara ya que somos quienes elegimos a los representantes públicos los cuales están en esa posición para ser nuestra voz y nuestro voto para lograr la equidad.



Al igual que la participación en la política el ciudadano debe ser partícipe de la construcción de la justicia, es él quien desde sus vivencias y desde cualquier área del conocimiento aportar para la construcción y como lo hemos repetido estas apreciaciones no se pueden quedar en el ámbito académico sino que tiene que ser mutuo ese intercambio de opiniones y conclusiones sobre lo que es y será la justicia en Colombia y no dejar o permitir que organizaciones internacionales implanten los términos de justicia, paz y reconciliación.

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